Por: Héctor Manuel Silva Rabanal – Director fundador.
En 1979 luego de la Huelga de Profesores que duró 3 meses impagos, un grupo de exalumnos del Instituto Superior Pedagógico, del grupo llamados AMIGOS (Jorge Aliaga, Jorge Novoa, Fernán Silva R. Chávez Tejada, entre otros), más el entusiasmo de Alejandro Flores Altamirano, llamaron a una Asamblea de personas notables para ver la forma de reabrir el Instituto Pedagógico. En efecto, el 19 de febrero de 1979 nos reunimos frente al Templo Nuestra Señora del Carmen, donde se informó que el gobierno militar de entonces había clausurado las Normales, pero que había creado Escuelas Superiores de Educación Profesional (ESEP) en su reemplazo, dentro de la reforma educativa. Los alumnos, luego de 9 años de educación básica (tercero de secundaria antigua), podían acceder a la ESEP, con especialidades, entre ellas, educación. Así que se acordó nombrar una comisión para su estudio y proyecto respectivo. La nueva institución se llamaría ESEPCOCE (Escuela Superior de Educación Profesional Comunal Celendín). Se nombró al Prof. Moisés Ortiz Huamán como su director y se pidió la colaboración ad-honorem de varios profesionales para dictar las clases. Se llamó a inscripción a los postulantes y se pidió al director del INA N° 38 (Enrique Morera Pereyra) que nos preste aulas en su institución que funcionaba en el local del antiguo pedagógico. Se inscribieron 180 postulantes y el 14 de mayo de 19709 se iniciaron las clases.
Pero al mismo tiempo se nombró una Comisión de Gestión, presidida por el Dr. Fernando Aliaga Bardales, para lograr la oficialización de los estudios y su respectiva nacionalización, ante el Ministerio de Educación. Se coordinó en Lima con importantes personajes para apoyar la gestión como el Dr. Homero Silva Díaz (Médico de cabecera del Ministro y Rector de una universidad); el Sr. Arie Van Den Broeck (gerente general de Coca Cola). Con ellos se entrevistó al Ministro de Educación, Gral. José Guabloche, el cual sonriendo dijo “Ustedes se han lanzado a una laguna sin agua, así que nosotros pondremos el agua”. Y ante la presencia de tan ilustres representantes ordenó inmediatamente se redacte la Resolución Ministerial que se signó con el número 0009-80-ED del 10 de enero de 1980, creando la ESEP Celendín, con las especialidades de Educación y Agropecuaria, como ya estaba funcionando.
El 2 de mayo de 1980, en ceremonia especial y con la asistencia del Dr. Franchesky, representante del Ministerio de Educación; el Dr. Medina Loger, Director Zonal de Educación, autoridades, profesores, alumnos y público en general, se inauguró oficialmente la ESEP Celendín. Pero antes se había realizado en Chiclayo (Dirección Regional), un concurso para cubrir la Dirección. Nos presentamos los Profs. Telmo Horna, Efraín Quintanilla y Manuel Silva. El último tuvo la suerte de ganar el concurso y fue nombrado Director de la ESEP.
Por Resolución Ministerial Luego se realizó en Cajamarca un segundo concurso para elegir al personal docente, directivo y administrativo según el módulo A, logrado gracias al concurso del Sr. Joel Díaz, natural del Torno (José Gálvez). En este concurso que duró 10 días, se nombró un obstetra, un médico cirujano, dos enfermeras, un odontólogo, dos ingenieros mecánicos, dos ingenieros electricistas, un ingeniero químico, un ingeniero agrónomo, un sicólogo, dos profesores de agropecuaria, un docente de educación física, siete profesores de educación secundaria, un contador público, doce personas de administración y seis de servicio.
La nueva Dirección tuvo que afrontar el problema de la implementación de la nueva institución con una infraestructura adecuada al nuevo nivel. En primera instancia se logró que el INA N° 38 pase a ocupar el local construido para el colegio “Coronel Cortegana”, que estaba vacío por cuanto su personal no quiso ocuparlo por la distancia. Así que tuvimos acceso al local que fue del pedagógico. Pero la gestión tenía que hacerse en el Ministerio de Educación y el Director empezó sus viajes con cero de viáticos, usando su propio peculio. En esta forma se obtuvo que venga a Celendín el Director General de Educación Superior, Gral. Humberto Rivas Grados, el cual en forma matemática estuvo en nuestro local y su pregunta fue: “¿qué necesitas? y ¿qué más?; apunta secretario”.
En tal forma logramos que de Cajamarca traigamos el módulo húngaro, que estaba almacenado en el Pedagógico, compuesto de 74 cajones con varias toneladas de peso, de mecánica de producción, electricidad y mediciones eléctricas, la finca de Shuitute que pertenecía al agropecuario, pero como se había convertido en Colegio Secundario, ya no lo necesita. Laboratorio de Física, Química y Biología del Colegio del Carmen, ya que tenía otro; servicio de agua mejorando el del Guayao, construcción de talleres para mecánica y electricidad, así como mejora del local; motor Lester para dar energía eléctrica a los módulos, etc. Nuestro eterno agradecimiento a este General.
Luego vino el problema de transportar los 74 cajones del módulo húngaro de Cajamarca a Celendín. Tuvimos que hacer actividades, buscar el apoyo del pueblo y personas con buena situación económica; así como del Ejército (Batallón Zepita de Cajamarca) y amigos como Emiterio Vera Silva. El coordinador de Administración Prof. Luis Díaz Araujo, estuvo a dedicación exclusiva en Cajamarca para cargar los módulos y el Director en esta para contratar los camiones, enseguida vino la situación de instalar los módulos en los talleres recién confeccionados. En primer lugar, los contratistas no cumplieron en terminar las construcciones y en segundo lugar la INIED (Instituto Nacional de Infraestructura Educativa del Ministerio de Educación), no cumplía con enviar a los Técnicos. En el primer caso tuvimos que terminar los talleres con nuestros propios recursos y en el segundo, el Director viajó a Lima para exigir la venida de los Técnicos. Estos dijeron que necesitaban pasajes de ida y vuelta además de los gastos de estadía. El Gerente General de la Empresa de Transportes “Atahualpa” Sr. Caba, me dio unos pasajes de cortesía; pero cuando fui a entregarlos los técnicos se rieron y dijeron que viajan en avión. Menos mal que un señor mayor Don José Simón Vidal, que estaba escuchando, me llamó y se ofreció acompañarme a Celendín para instalar los módulos. Gracias Sr. Vidal.
Al año siguiente (1981), teníamos que crear nuevas especialidades de acuerdo a los módulos que teníamos. Así que nuevos viajes a Lima y conseguimos se dé Mecánica de Producción, Electricidad y Salud Rural. La Asociación de Celendinos de Lima y el Sr. Arie Van Den Broeck implementaron esta última especialidad. Ahora teníamos que contratar nuevo personal para estas especialidades, así que nuevos viajes a Lima. Los especialistas que se presentaron lo primero que preguntaban era que sueldo iban a tener. Ante la contestación de 500 soles, se reían y se retiraban. Hasta que hice un aviso en el diario “El Comercio” y se presentaron profesionales y técnicos de Chimbote y Huancayo que aceptaron venir. Pero como tardaban los nombramientos nuevos viajes y problemas.
En estos contratos fue mi idea que sean profesionales para que dicten los cursos y técnicos para dirigir las prácticas. Cosa que comprobé ser acertado cuando vino un bachiller en mecánica de la UNI, quien conocía todas las partes de las máquinas, pero no sabía hacer un tornillo, que si lo hizo el técnico. Además, el Ministerio exigió, con el cambio de Gobierno, que los postulantes debían tener quinto año de secundaria con la denominación de ESEP. Segundo Ciclo con el título de Especialista Profesional.
También se llamó a un concurso local para poner nombre a la Institución. Se propusieron varios nombres de nuestros personajes, pero ganó en la votación el maestro y poeta celendino don Pedro Ortiz Montoya, quedó en segundo lugar el alcalde don Santiago H. Rabanal. Este nombre fue reconocido por R.M. 0688-80-ED del 12 de junio de 1980.
En 1983 el Gobierno exigió una nueva categorización de la ESEP. a nivel nacional, para llamarse Instituto Superior Tecnológico, previa evaluación. La Institución que no aprobaba debería ser cerrada. Así que nosotros iniciamos todo un proceso para estar listos a esta evaluación.
Menos mal que en el Ministerio de Educación tenía un primo hermano el Dr. Jorge Silva Merino que ocupaba el cargo de Director General de Educación Superior y luego Viceministro, quien me apoyó en todo momento en mis gestiones y me facilitó un esquema de los puntos de evaluación. En esta forma aprobamos óptimamente y por R.S. 131-83 ED. Nos constituimos en Instituto Superior Tecnológico “Pedro Ortiz Montoya”.
Por otro lado, encontramos en el fundo de Shuitute vacas Brown Swiss muy viejas y que casi no producían leche, por lo cual pensamos cambiarlas por Holstein y compramos dos vaquillonas con el asesoramiento del zootecnista. Pero no sé por qué motivo éste las vacunó cuando estaban en días de parir lo que mató el feto y luego por infección a las mismas vaquillonas; y todavía me acusó a la Zonal de Educación. Vinieron las investigaciones y se aclaró el asunto.
En el mismo fundo sembramos ray-grass y alfalfa, y productos de pan llevar (en especial maíz) y adecuamos la trinchera del río para el regadío. Con otras entradas del taller de mecánica y electricidad tuvimos regular ganancia, con lo cual pudimos hasta construir el segundo piso del pabellón “A” de administración, donde pusimos la biblioteca, ya que la anterior fue quemada por terroristas arrojando gasolina. También montamos una carpintería con la ayuda del Ing. Milton Sánchez Rojas, donde construimos el mobiliario institucional a base de la madera de pino de los cajones de los módulos.
La embajada de Alemania por medio de Martín Benz, nos apoyó con libros, máquinas para soldar, equipo de comunicaciones, capacitación para docentes, etc. Gracias Sr. Benz el Ministerio de Agricultura también se hizo presente, construyendo al sur del local un pequeño coliseo para exhibir ganado los domingos, pero al poco tiempo se retiraron dejando abandonado la construcción.
En 1983 una comisión de gestión logró la reapertura de la Escuela Normal y por ello la especialidad de Educación se separó llevando consigo algunos trabajadores. Pero a pesar de ello y de la oposición de algunos personajes obscuros, la institución ha seguido creciendo. Así en 1984 se crean nuevas especialidades de Contabilidad y Técnica de Farmacia, y en 1985 la carrera de Enfermería Técnica. En el año 2004 mediante R.M. 0035-2004-ED se crea la carrera profesional de Mecánica Automotriz.
En conclusión: en el avance de la institución han participado muchos celendinos que aman de veras a su adelanto y que reconocen la importancia en su desarrollo, de la labor técnica. A ellos nuestro profundo agradecimiento.
[Artículo publicado en la Revista Oígaste N° 001 – Edición julio de 2019]