Por: Jaime Abanto Padilla.
La Amazonía representa el 20% de oxígeno del planeta, hoy debido a los incendios registrados en ella y que empezaron hace unas semanas en Brasil y que ya se han extendido a varios países, está en peligro de desaparecer y con ella uno de los pulmones de nuestro mundo, pulmón que absorbe 1.000 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Hasta el 20 de agosto, el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (Inpe) reportó un total de 72.843 incendios en Brasil, lo que representa un aumento de más del 80% en comparación con el mismo período de 2018.
A la Amazonía se le considera vital en los esfuerzos actuales para frenar el calentamiento global y también alberga innumerables especies de flora y fauna. Con aproximadamente la mitad del tamaño de Estados Unidos (USA), es la selva tropical más grande del planeta.
Las políticas ambientales de Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, han sido controvertidas desde el principio de su mandato. Bolsonaro, excapitán del Ejército, hizo promesas de campaña para restaurar la economía explorando el potencial económico de la Amazonía, por eso pidió hace poco que se abran las reservas de tribus contactadas y no contactadas para estudiar nuevas posibilidades agropecuarias.
La organización WWF indicó que el bosque contiene 40.000 especies de plantas, 427 mamíferos, 1.300 aves, 378 reptiles, más de 400 anfibios, alrededor de 3.000 peces de agua dulce y 400 pueblos indígenas diferentes (alrededor de 34 millones de personas). Mientras que la cuenca del río Amazonas es la más grande del mundo con el 20% del agua dulce en superficie terrestre.
Lo cierto es que vivimos en un planeta que agoniza, un mundo en el que cada día desaparecen especies y en el que se marcan nuevos récords de contaminación cada semana. Las grandes industrias han saqueado todos los recursos hasta el borde de la extinción. La tecnología no sirvió para nada más que depredar los recursos y el planeta.
El mar se queda sin peces debido a la extracción industrial que nada tiene que ver con la artesanal y que está a años luz de ésta. El plástico empezó a asfixiar al mar hace mucho y con ello a las especies que en él habitan. Los glaciares se derriten como helados bajo el sol y los bosques desaparecen vertiginosamente por la tala indiscriminada (hoy también por los incendios).
Las fuentes de agua desaparecen cada día debido a las exploraciones mineras y las pocas que existen acaban contaminadas con químicos que buscan extraer todo el oro posible de la tierra. Hoy al planeta le duelen los pulmones como a un fumador eximio, aunque nunca fumó un solo cigarrillo. ¿Quién va a ser responsable de esta muerte anunciada del planeta?
SIN SALIDA
Los países del G7 habían acordado una donación de 22 millones de dólares para combatir los fuegos que queman en el pulmón verde del planeta, según anunció Macron durante la reunión del G7 en Biarritz. El canciller brasileño, Ernesto Araujo, reiteró la defensa de la soberanía de Brasil sobre la Amazonía, en respuesta a la insinuación de Macron para que la comunidad internacional intervenga en la región como consecuencia de los voraces incendios.
“Esos recursos tal vez sean más relevantes para reforestar a Europa, ya que Macron no consigue evitar un previsible incendio en una iglesia patrimonio de la humanidad… Brasil es una nación democrática, libre y nunca tuvo prácticas colonialistas e imperialistas como tal vez sea el objetivo del francés Macron. Que, por coincidencia, tiene altas tasas internas de rechazo a su gestión”, ha sido la miserable respuesta del ministro de la presidencia de Brasil, Onyx Lorenzoni.
El presidente de Brasil toma la propuesta del G7 liderada por el presidente francés Macron como un intervencionismo de los países europeos en la Amazonía, lo que evidentemente pondría en jaque a su política de deforestación para convertir la Amazonía en campos ganaderos y pastizales.
Macron, presidente francés, llamó mentiroso al jefe de Estado brasileño respecto a “sus compromisos climáticos” en el marco de la ola de incendios que arrasan miles de hectáreas en el Amazonas, foco de la disputa entre ambos presidentes.
Por eso Bolsonaro exige que antes Macron le pida disculpas por haberlo llamado mentiroso, por eso se venga y dice que esos 22 millones de dólares que quiere donar el G7 a Brasil para aplacar el incendio deberían invertirlos en Europa, porque según él, hace más falta la reforestación en Europa que en la Amazonía.
Bolsonaro ha contratado a varios yutúberes para difundir información falsa desvirtuando las proporciones del incendio. Grupo de jóvenes intransigentes que aseguran que el incendio es falso y que se trata de una exageración de gente interesada que utiliza imágenes y fotografías falsas.
La miseria de Bolsonaro no tiene límites y ha demostrado una vez más que la avaricia del ser humano será el detonante de la paz mundial, de la vida de miles de especies, de la flora y fauna y comunidades nativas y que seremos finalmente la especie humana la que acabe destruyendo la vida en el planeta.



[Artículo publicado en la Revista Oígaste N° 002 – Edición septiembre 2019]