¿CÓMO FUE LA PLANIFICACIÓN URBANA DE LA CIUDAD DE CELENDÍN?
El establecimiento de la Villa Amalia de Celendín, concedida mediante Real Cédula del 19 de diciembre de 1802 por el Rey Carlos IV de España, significó una serie de preparativos para los habitantes de esa época. Fue una tarea de muchos años, en la que tuvo significativa importancia las acciones encomendadas por Monseñor Jaime Domingo Martínez de Compañón, considerado como el fundador de Celendín.
Resulta que, para elevar el expediente para la fundación y reconocimiento de esta villa, los habitantes de estas tierras tenían que cumplir diferentes requisitos, entre ellos contar formalmente con un centro poblado urbano. Hasta el 6 de septiembre de 1793 no existía aún la ciudad de Celendín. Pero, una vez que los compradores (los inmigrantes judío portugueses y españoles) tuvieron la propiedad legal de la Hacienda de Llamadín, se abocaron a los trámites y diligencias para la construcción de sus viviendas y cumplir con el establecimiento de la ciudad o centro urbano.
El 5 de mayo de 1796 a las 6 de la mañana, todos los vecinos interesados y sus familiares, dirigidos por los comisionados; teniente coronel don Raymundo Pereyra y don Miguel de Espinach; los curas don Miguel Antonio de Iglesia y Merino y don José Cabellos; y el geómetra José Comezana, contratado para trazar el plano de la nueva población se reunieron en la extensa pampa de Celendín para el trazo correspondiente. Previo las ceremonias tradicionales y los requisitos de las leyes españoles, iniciaron las obras.
Primero oyeron misa de campaña, oficiada por el cura José Cabellos; luego, la bendición del lugar designándole con el nombre de Amalia de Zelendín, en honor a la reina de España María Amalia de Sajonia, soberana de España y Nápoles.
Después se delinearon 78 manzanas, con 7 jirones longitudinales de sur a norte (Río Chico, Cáceres, José Gálvez, Dos de Mayo, Ayacucho, Junín y Moquegua) y 12 jirones transversales de oeste a este.
Finalmente se hizo la repartición privada de estas manzanas cuadradas de cien varas de lado, separadas por calles de 70 varas de ancho. A cada una de las manzanas las dividieron en ocho solares de 50 varas de largo por 25 de ancho.
La manzana 33, se destinó para la Iglesia Matriz, la Casa Parroquial, el Cementerio y el atrio.
La manzana 34, se destinó para la plaza de Armas (Plassa).
Tres solares de la manzana 35, para la cárcel y el cabildo.
En la manzana 15 quedó la Iglesia Vieja: el templo de la Purísima Concepción (templo de la hacienda de Zelendín), con su terreno correspondiente y un área reservada para el convento.
La manzana 35 para el Ayuntamiento, lo que hoy es la Municipalidad Provincial de Celendín.
También se destinó un solar para el hospital. Todo esto se confirma con los siguientes documentos que se hallan en el archivo de la Curia Eclesiástica de Trujillo; legajo que se titula “Expediente sobre la Población de Zelendín”.
En copia certificada corren párrafos de la carta que el Cura de Iglesia y Merino pasó al obispo Martínez Compañón, en que le da cuenta de haber trazado el pueblo de Celendín:
“Para animar a los zelendinos, como dije a V. Señoría Ilustrísima, en mi antecedente, traté de delinearles el pueblo y de hecho lo hice con casi la mayor parte de ellos. Se tiraron las calles con once cuadras de largo y cada una de estas de cien varas…”
“Asimismo tracé la Iglesia, con iguales medidas de las de Piura (el cura de Iglesia y Merino era piurano). Se tomó otras providencias urbanas: terreno para hospital y casa parroquial…”.
Durante casi una década cada uno de los habitantes de la Nueva Población de Celendín asumió los costos de la edificación de sus respectivas casas y de las edificaciones del Cabildo, escuelas, caminos, plaza mayor, iglesia, entre los más importantes, así como los servicios de la dotación de agua, costos que fueron asumidos debido al auge económico agrario del Curato de Celendín.
De igual manera, se diseñó el escudo de armas, del cual no se cuenta con información, y se eligió a Nuestra Señora del Carmen como patrona de Celendín y se acordó también la nueva denominación de la nueva población: AMALIA DE ZELENDÍN.
En 1796 se verificó todas las obras realizadas en la Nueva Población de Celendín, desde los servicios educativos y agua, hasta las edificaciones e infraestructura construida, el alineamiento de las calles, casas, las manzanas en forma de cuadrícula de acuerdo al patrón occidental de asentamientos poblacionales y demás diligencias que se consignaron en un voluminoso informe, acompañado de cartas geográficas, planos y mapas.
Lamentablemente los manuscritos respectivos desaparecieron hace varias décadas del Archivo de la Municipalidad Provincial de Celendín.
[Artículo publicado en la Revista Oígaste N° 007 – Edición Julio 2021]