Por: Jorge Wilson Izquierdo.
Partiendo nomás del incanato, había vestidos de nobles y plebeyos diferentes en calidad, usos y acabados: unos de lana fina y otros de ordinaria o algodón. Ambos con forma de blusón y mangas cortas. Cada pueblo su color, calzado de cuero seco o torzal de lana. Los varones de poncho y ellas con una manta chica. Los nobles solamente una copa multicolor y para nada el poncho.
Cada región viste según su medio, recursos y clase de trabajo, sin descartar a la moda; aún hoy en los andes prima la falda vuelosa o pollera, lliclla sobre los hombros y blusa con grecas y blondas caladas, más el sombrero de paja, lana o algodón.
El virreinato estiló las tapadas en que las damas se cubrían con un faldón floreadamente traslúcido y otra mantilla oscura para cabeza, hombros y espalda, dejando libre un ojo para caminar. Los delicados pies con zapaticos que dejaban visibles los tobillos. Era un trasunto de encanto espigado a la europea con múltiples oropeles y perfumería. La vida virreinal era ostentosa porque el Perú gozaba de riqueza.
En Celendín, la vestimenta también evolucionó en las mujeres mayormente, exaltando su tez y andar de religión, ojos cristaloides, rubicabelleras retintas o azabaches que hasta el momento granjean preeminencia en ciertas comunidades: falda y blusas prietas que delinean anatomías con colores hasta el chillón en Rejopampa, por ejemplo; trajes de percala, seda, satén, piel de ángel, etc., sobre un fustán elusivo, grueso fondo de lana, chal y sombrero con cinta dobleancha, zapatos, llanques, sandalias o simplemente pata calata. Para fiestas se ponen “prosas o palanganas” con su caminar resuelto, busto emergente, chales a la bandolera, medio zapato o calcetines media caña, sin soslayar el sombrero tacho o tubular, hendidos ligeramente en la plantilla; peinado liso con horquillas, ganchos, peinetas o pilimiles, aretes de fantasía y busto excitante tras los pliegues bluseriles.
Mirada al desgaire y vivos destellos dorados en la sonrisa, con faldetas que redondean a las rodillas cuando apresuran el paso en susurro de aretes, esclavas y collares conforme a la inca y culturas vecinas. Antes el pantalón se llamó huaru, la camisa uncu, la gorra chullo, la faja chumpi, los llanques usutas, etc., dada la influencia del pasado. El cambio fue notorio en la época siguiente: las damas tuvieron pañolones de cachemira, zapatos de raso, mantos de Manila, joyas de oro, perfumería parisina, entre otras.
Todo fue permutando hacia la mini, misi y maxifalda y al tubo, hasta que se impuso el pantalón, también a su turno el pindujo, palazo, short y faldapantalón. Casi en la generalidad, la falda fue proscrita dados otros inconvenientes, más el snobismo modisto que tiene su brújula propia; pero, rescatando en mucho lo tradicional, se estableció el 2007, un certamen juvenil en cada Feria Agropecuaria, Artesanal, Folclórica y Turística en el marco patronal de la provincia. Entonces fueron ungidas algunas chicas como “FLOR DEL EDÉN”:
De Sorochuco (Salacat)
• Dalila E. Medina Marcelo (2007)
• Jieanela Aliaga Atalaya (2010)
• Cindy Thalía Araujo Cabrera (2015)
De Celendín (La Huaylla)
• Luz E. Alvarado Gallardo (2016)
De Cortegana,
• Rosy Bustamante Cotrina (2017), etc.
Los años 2020-21 no fueron convocadas las Ferias correspondientes, lamentando que anteriormente no se dio el realce necesario a las bellezas de “Flor del Edén”, haciéndolas desfilar por ejemplo, en fiestas patrias y aniversario provincial. Pero desquitamos con otras que relucieron en fiestas jubilares, promociones, pasacalles, corsos carnavalescos y primaverales como también con la electa Señorita Turismo 1998, pues, tuvimos bellezas espectaculares dignas de memoria en Mercedes Ludeña Merino, Maruja Agusti, Susana Medina, Luzgardis Zavaleta, Mercedes Díaz Acosta, Hermila Torres, Rosario Castro Gómez, Magdal Silva, Gladys Gonzáles Díaz, y las más recientes:
– Leydi Diana Vera Cachay. Participó el 2019 por la corona provincial de Carnaval y el año siguiente ganó el título de “Mis Integración Regional”, más una beca universitaria, laptop y dos pasajes aéreos nacionales; trofeos y diplomas de la Región y de la Municipalidad; jurado en Cajabamba, Cajamarca y en su tierra natal. Practica dibujo, pintura y oratoria, viajes culturales, facilitando entrevistas radiales, televisivas y de prensa escrita.
– Aracely Marín Livaque. Debutó siendo modelo de la Empresa Diámaris de Cajamarca y ganó los títulos regional y nacional MRS. Mesoamérica del Perú y de Cajamarca (2017-18) y el internacional en Punta Cana de República Dominicana. Desempeña su profesión en Junín y preparó eventos regionales como los de Mis Integración, promoviendo obras infantiles de bienestar. Cuenta con placas, trofeos, diplomas, portadas de revistas, etc.
El 10 de febrero 2020, Aracely anunció su calendario turístico de Celendín. Lo auspició Librería Castañeda y colaboraron Andy Pereyra Díaz, con la movilidad Pedro Huamán, Ulises Linares, Municipalidad Provincial, etc., a fin de incentivar el turismo regional e internacional, captando diversos valores turísticos.
A ellas y otras bellezas nuestras, deseamos que el sol brille en su sonrisa cuando cese la racha pandémica de hoy, porque, pese a lo conquistado, el futuro es más todavía. Semillas y ejemplo están dados, sobran esperanzas. STOP.
[Artículo publicado en la Revista Oígaste N° 008 – Edición Octubre 2021]