Por: Jorge W. Izquierdo Cachay.
La poesía, la música, la pintura y la escultura, son las bellas artes que brotan del alma y van al alma, porque la cautivan con los efluvios de la emoción. En tal sentido queremos hacer una corta semblanza del querido amigo que ha cultivado y cultiva esas virtudes de vocación intransferible. Se trata de nuestro contemporáneo Miguel Ángel Díaz Dávila (MADD), cuya sigla nomás llena de simpatía.
Nació hace 77 años, hijo de don César Díaz Chávez, médula y corteza de artista, nada menos que fotográfico y pintor. Su señora madre doña Petronila Dávila Pereyra, sombrerera, las pupilas aptas para entrar en la manga de la caja fotográfica. Sus hermanos provistos también de excelentes dotes artísticas: César, Julio, Micaela, Zoila y Calín, virtuosos del piano, la guitarra, saxo, pincel y acordeón, artes que MADD no tardó en patentar desde su tierna edad.
Tras los estudios básicos en su tierra natal, donde se graduó en la docencia, siguió postgrados del Ministerio de Educación para su propio perfeccionamiento que lo volcó en la ESEP Militar “Ramón Castilla” y en la Escuela de Bellas Artes “Macedonio de la Torre” de Trujillo, etc. Es decir, una escalada para compartir su amor por el arte y la comunidad.
De MADD tenemos su imagen bíblica de cuanto talló aquí algunas obras con inspiración de lo nuestro, como otros ingentes trabajos en Cajamarca, Trujillo, Lima, Chiclayo y otras ciudades. Son muy notables sus esculturas en el Paseo de las Musas sin marcar territorio porque su trabajo es abiertamente fraterno.
De reconocimientos ni hablar, pero sobresale el de las Palmas Artísticas del Ministerio de Educación (2011). Sus murales concluyentes en la Universidad Nacional de Cajamarca podemos admirar públicamente con motivos poéticos de César Vallejo. En la sección artística de “Forjadores de la Cultura Celendina” (2010), del Dr. Manuel Silva Rabanal, está incluido en la pág. 122. Y lo promisor es que tenemos a MADD para rato y, en este momento, paréceme escuchar a su acordeón con el silulo celendino o la clásica Danza del Zorba griego.
Y, próximamente, en la “I Feria del Libro y Arte Celendinos”, el 24 de julio, junto a otros personajes de acción cultural, le serán otorgados la Medalla de la Ciudad y Diploma de Honor por la Municipalidad Provincial como justo reconocimiento.
Sus exposiciones gozan del respaldo, de la crítica y comunidad, por su mensaje anónimo en la repercusión social. Además, es creador de los alúminos, un tanto al margen de su pintura, utilizando desechos de aluminio de las fábricas, piroxilina y aserrín, siempre buscando nuevas formas expresivas dentro de la evolución del arte. Y ha creado un método sencillo para diseñar el rostro humano, como se desprende de la entrevista que le hiciera el director de “Marañón”, Manuel Sánchez Aliaga, en 1973.
Sus trabajos son múltiples y ha recorrido gran parte del país, lo cual sería largo detallar, pero para nosotros ha plasmado un Cristo Redentor en el Mirador San Isidro, al estilo del Corcobado en Brasil; la pileta ornamental en la plaza de armas, el monumento a don Augusto Gil en Pueblo Nuevo y el complejo en el parque Bellavista al sur de la ciudad.
Para el 10 de diciembre de 2016, MADD estuvo aquí para recibir un trofeo otorgado por la Asociación Celendina en Celendín, en una ceremonia realizada en el Hotel Villa Madrid, donde conmovido agradeció:
“… la asistencia a este acto cultural con el apoyo de Minera Yanacocha, que me permite volver a mi querida tierra y dar a conocer mi obra artística realizada. Siento en mi corazón a mis progenitores y veo las imágenes imborrables de una vida familiar y amical”.
“No olvido a mi casa de aquí, donde me siento niño mirando el cielo poblado de estrellas, mágica cúpula de ensueño que cobija bajo el amor de la Madre del Carmen”.
“Como olvidar a este paraíso que, pese a sus modernos cambios, sigue siendo el divino ambiente telúrico que aferra a sus hijos y a los que, como yo, emigramos en busca de trabajo… Pero aquí estoy con el fruto de mi trotamundo esfuerzo artístico, ansioso de bañarme en su cielo azul con llanto de alegría y de tristeza, fecundo y cariñoso de nuestro Celendín. Gracias”. Terminemos con la palabra del Dr. Silva Rabanal en el sentido que MADD “no es un artista que saca réplicas, sino que en cada rama que domina, va haciendo creaciones propias. Por ello merece la admiración y consideración de éstas y futuras generaciones”
[Artículo publicado en la Revista Oígaste N° 001 – Edición julio de 2019]