Por: Héctor Manuel Silva Rabanal.
Mucho se ha hablado de la influencia portuguesa en nuestra tierra celendina. Yo he tenido el privilegio de ser nieto de la tataranieta del Jefe Lucitano que llegó a estas tierras, Dña. María Amalia Pereyra Bazán, quien me contaba de como un grupo de portugueses comandados por el Teniente Coronel de Dragones del Ejército Portugués, don Raymundo da Pereyra, llegaron a estos lares, manteniendo su origen en secreto, ya que eran como fugitivos de la Santa Inquisición y me mostraba un cajoncito o cofre, que en sus orígenes contenía las monedas de oro en el fondo y la imagen de San Antonio (patrono de Portugal), en primer plano. Esto como testimonio de su real presencia en Celendín. Me seguía contando que ellos tenían apellidos transformados o cambiados por su origen judío, ya que éstos estaban expulsados de España y Portugal al no adecuarse al mandato real de hacerse cristianos o salir de la península ibérica; hecho confirmado por el embajador de Israel, Simón, que nos visitó y afirmó que Rabanal viene de Raboni o maestro; Pereyra de parral, Silva de siwa alondra, etc., y nuestra fisonomía es idéntica al judío. Contaba también mi abuelita que don Raymundo tuvo un hijo con su esposa María Antonia Araujo, llamado Juan José, el cual engendró un hijo en una de sus esclavas. Don Raymundo entonces decretó que los mulatos escribirían su apellido Pereira con “i”, mientras que los legítimos conservarían la “y”. De allí la división de Pereyra blancos y Pereira negros. En este año al hacer una construcción en mi casa, que mi abuelita me la dio, encontré en un cajón sólo la tapa del mencionado cofre, que mostré a un periodista shilico y lo ha difundido a nivel nacional.
Pero hagamos memoria de un poco de nuestra historia. ¿Cómo llegaron los primeros españoles? Según la Sra. Consuelo Lescano Merino (celendina), que trabajó por muchos años en los archivos de Cajamarca, en su libro “El Adviento de Celendín”, nuestros primeros pobladores blancos procedieron de Chachapoyas. Ellos fueron los señores Juan Rojas Salazar y Juan de Mori. Esto confirmado cuando leemos en el archivo “Corregimiento Causas Ordinarias”, legajo 3, año 1628; “digo que como es público y notorio el Asiento de Celendín se fundó desde principio por estancias de dicho mi padre y de Juan Mori difunto”, firma el Capitán Juan Rojas Guzmán como petición ante el corregidor Juan Hermosilla (14 de febrero de 1625). La Estancia se llamaba la “Limpia Concepción Asiento de Celendín” (legajo 25 – 1630). Se hizo Hacienda los primeros años de la III década del siglo XVII, más o menos en 1632. En otra parte leemos que Juan Mori Alvarado, hijo del encomendero Hernando Mori y Ana Zapata (india), fijó residencia en Celendín en 1570.
Cuando el virrey Toledo decretó una nueva restructuración, se llamó a Celendín San Lucas de Anachampampa (1571), con 6 pachacas: Sorochuco, Yscay, Guancamarca, Bambamarca, Quidín, Tingomayo, todas pertenecientes a la Huaranga de Bambamarca.
Como Hacienda va pasando por varias manos hasta llegar a ser propiedad del monasterio de Santa Clara de Trujillo, de donde es comprada por 14 mil pesos por los arrendadores y constituirse en Villa por Real Cédula del rey de España Carlos IV en 1802, con el nombre de Villa Amalia de Celendín.
¿Cuándo llegaron los portugueses – judíos? Como ya queda dicho no declararon ni la ruta seguida ni los motivos de su viaje. Por ello se han tejido decenas de narraciones, muchas novelescas. Lo cierto es que un día aparecieron en Jelij una veintena de hombres con sus esposas y esclavos negros; y, por supuesto, sus hijos, que enamorados de la belleza de este hermoso valle shilico, decidieron quedarse. Era la mitad del siglo XVIII (1765 más o menos). Averiguaron sobre la pertenencia de la Hacienda y sacaron sus monedas de oro y quedaron como arrendatarios. Cuando llegó a estos lares el Obispo de Trujillo de paso a Chachapoyas, Monseñor Baltazar Jaime Martínez de Compañón y Bujanda (1783), reunió a los arrendatarios y les propuso la fundación de una ciudad, como centro de desarrollo económico y cultural. Todos se entusiasmaron con la propuesta y eligieron una Comisión para la gestión, donde los portugueses tuvieron destacada actuación, en especial don Raymundo Pereyra como “ilustre portucho”.
¿Pero quién fue don Raymundo da Pereyra?
De acuerdo a los archivos hurgados por Consuelo Lescano Merino (prima mía), en 1770 aparece “como Teniente Coronel, Gobernador y Recaudador Mayor Real de Tributos del Partido de Celendín, distinguido exiliado portugués, alojado en la Estancia de Cusichán, comprensión de Huacapampa. Estuvo presente durante la visita del Obispo de Trujillo, Dr. Baltazar Jaime Martínez de Compañón; por tal motivo recibió conjuntamente con los demás pobladores de estancias, la sugerencia de comprar la Hacienda de Celendín que se encontraba en remate… El 14 de septiembre de 1771 recibió del Teniente Coronel Juan Antonio Cobián Valdés, corregidor y justicia mayor de la Villa de Cajamarca, 51 pesos, 5 reales y 3 cuartillos, que le pertenecieron como salario del Partido de Celendín, del tercio de San Juan de 1771, por ser recaudador mayor real de tributos, y 38 pesos y ¾, equivalente al 8% del Tributo de Forasteros y 13 pesos 5 reales por mitad del salario de Cacicazgos vacos. El 7 de julio de 1773 es nombrado albacea de don Carlos Rodríguez Araujo en Celendín; en 1774 recibió como recaudador la suma de 1872 pesos y 7 reales… En 1774 es Alcalde Ordinario de los españoles. En este año se comprometen ante él, el sargento Magno Silva y Valentín Zegarra, para que se presenten ante el escribano del Cabildo de Cajamarca y firman la Escritura que tenía celebrada con los vecinos del Asiento, obligándolos a conducir las cargas de tabaco desde la factoría de la ciudad de Chachapoyas a la Villa de Cajamarca. En Cajamarca don Raymundo recibe como hipoteca las tierras de Lluychopucro (7 de enero de 1796), por haber otorgado el préstamo de 200 pesos a José Marín Castañeda, vecino de Cajamarca…”.
También obtuvo como hacienda la zona de Poyunte en 1782. Su esposa se llamaba María Antonia Araujo y sus hijos Rosa, Mercedes, Toribio y Juan José. Cuando se consiguió la creación real de la Villa Amalia de Celendín, éste último hijo fue nombrado como Regidor Decano del nuevo Cabildo; mientras que don Raymundo fue elegido como Alcalde de Primer Voto. Esto demuestra la gran ascendencia que tenía el Teniente Coronel Pereyra en el pueblo de Celendín. Cuando se hizo el reparto de solares para el trazado de la ciudad, le tocó la casa signada como Dos de Mayo N° 531 y que abarcaba un cuarto de manzana.
Últimamente nos visitó un escritor y científico francés, el Dr. Nathan Wachtel (correo: nathan.wachtel@college-de-france-fr) quien está muy interesado en esta tesis de la influencia portuguesa; incluso ha visitado Portugal e Israel para demostrar su verdad. Ya debe tener sus conclusiones… También han escrito sobre este tema el Dr. Víctor Raúl Díaz Chávez y Einar Pereyra Salas, aunque con características de novela. Daniel Quirós Amayo y Jorge Wilson Izquierdo, tienen versiones más serias.
Como conclusión podríamos afirmar que Celendín tienen múltiples influencias: indígena, española, portuguesa – judía, china, negra… que le dan heterogénea personalidad, pero gran fuerza étnica, que hacen de la tierra de nuestros amores, la esperanza de un futuro mejor.
[Artículo publicado en la Revista Oígaste N° 002 – Edición septiembre 2019]