Por: Marco Antonio Solís Chávarry
ORIGEN DEL PUEBLO DE HUACAPAMPA
El distrito de José Gálvez, con su capital Huacapampa, provincia de Celendín, departamento de Cajamarca, es el único que está asentado en toda su extensión sobre la propiedad comprada de don Juan Marín Manzanero, de procedencia española, quien en el año de 1963, el 11 de diciembre compró de la Corona de España, representada en el Perú en aquel tiempo por el Virrey Conde de Santisteban, refrendado por don Juan Cáceres Ulloa, escribano que fue de la gobernación de estos reinos, contenido en las tierras de Huacapampa y estancias de Chaquil y otros nombres, por la cantidad de 20 pesos y 04 reales de plata.
Don Juan Marín Manzanero contrajo matrimonio con la hija de los señores Rodrigo Caruacushma y Catalina Muchumi, teniendo los siguientes hijos: Francisco, José, Clara, Ana, María, Magdalena y Tomás; quienes se repartieron su herencia en lotes y desde esa época se ha venido poblando.
En 1802 al crearse la Villa Amalia de Celendín, la hacienda pertenecía a esta Villa tomando parte en la administración política de Huacapampa, palabra que proviene de dos voces quechuas: Huaca que significa entierros de tesoros o ganadería y Pampa por su campiña, a cuyo centro poblado se le llamó Rastrojo.
En 1862 cuando Celendín fue Provincia, Huacapampa fue un caserío que pertenecía al distrito de Lucmapampa, hasta el año de 1887; año en que fue elevado a la categoría de Distrito perteneciente a la provincia de Celendín, durante el gobierno de Andrés Avelino Cáceres (25 de octubre de 1887).
En tiempos antiguos la mayor parte de José Gálvez era ciénaga, también tenía una laguna que comprendía desde el pie del Panteón Viejo, llegando hasta Macas en el sitio llamo los Munshos; los habitantes de esta época en ciertas partes de la laguna sembraban maíz en tiempo de verano, porque en invierno se llenaba la laguna y este era el tiempo en que ellos cosechaban y como estaba llena de agua, hacían sus pequeñas canoas sacando el maíz en regular estado.
DISTRITO DEL HUAUCO (HOY SUCRE) SUS ORÍGENES…
No hay indicios de que dichas tierras hubieran sido pobladas en tiempos anteriores a los incas, constituyendo tribus, clanes u otras formas rudimentarias de vida gregaria, de cuya organización hubieran quedado, de todos modos, huellas, aunque fueron imprecisas y vagas. Pero absolutamente nada hay al respecto. Por eso la historia de Sucre arranca del incanato, porque cuando llegaron los españoles y portugueses solo existía población indígena diseminada. La verdadera historia de Sucre empieza realmente de la Colonia. Huauco, Huacapampa y Lucmapampa (hoy Sucre, José Gálvez y Jorge Chávez, respectivamente) formaron una sola y extensa comprensión de los Jesuitas que la tomaron en su misión evangelizadora, dando importancia a esas heredades mediante cultivos, según la naturaleza de las tierras. La Compañía de Jesús tenía como Superior al Reverendo Fray Francisco de la Huerta Gutiérrez, figura destacada de dicha orden y sacerdote muy querido por la feligresía de esas comarcas, por quien estas sentían verdadero respeto y devota obediencia.
Como se sabe, el 27 de febrero de 1767, Carlos III, soberano español que sucedió a Fernando IV, expidió la Real Pragmática Sanción, por la que ordenaba perseguir a los Jesuitas en España y expulsarlos de América, confiscándoles todos sus bienes, exigido así por el cambio de métodos políticos que asegurarían el orden, tanto en la metrópoli como en las colonias, ya que las intrigas y las influencias de tal casta sacerdotal se habían puesto de manifiesto ostensiblemente. Tal Real Pragmática, esta averiguado suficientemente, obedecía a la influencia masónica del ministro del Rey, el Conde de Aranda. Ejercía por entonces el virreinato del Perú, don Manuel Amat de Juniet, a quien le tocó dar cumplimiento a dicha orden, haciendo perseguir a los Jesuitas en todo el territorio y logrando confiscar los bienes que dicha Orden poseía, no sin dificultades, por el hecho de que los miembros de la Compañía de Jesús en el Perú habían adquirido cierta influencia y preponderancia por su fuerza espiritual y su talento al servicio de su congregación.
Enterado Fray Francisco de Huerta y Gutiérrez de tal disposición y a fin de evitar la confiscación de los bienes de la Orden de Jesuitas en esta parte del país, no tuvo otro recurso que ofrecerlos en venta. Para tal efecto entró en entendimientos con Rodrigo Caruacushma, indio de fama en toda la región, opulento ganadero, considerado como un cacique y por quien Fray Francisco tenía aprecio. Se dice que un día de Semana Santa, Caruacushma después de salir del oratorio de Fray Francisco, se decidió a comprar dichas tierras, como así lo hizo, especialmente las de la hacienda Chaquil, donando buena parte de aquellas a Juan Marín Manzanero, quien fue uno de los subalternos del corregidor de ese entonces y gozó de la absoluta confianza del donante. Muerto Caruacushma, sus herederos se dividieron las tierras, fraccionándolas en tantos lotes como herederos eran y tomando cada lote una denominación propia, como son:
San Isidro, el Rastrojo y Huashapampa, sobre los que se formaron los pueblos del Huauco, Huacapampa y Lucmapampa.
De la Estancia de San Isidro fueron herederos de Caruacushma: María Magdalena, casada con don José Calla; doña Catalina Machuca, casada con don Manuel de Silva y doña Constanza Palmey, casada con el portugués Marín de Manzanares.
Estos matrimonios dieron origen a tres familias que formaron los cimientos del pueblo del Huauco, hoy Sucre.
La primera pareja, la familia Calla, se estableció en el sitio denominado “El Oratorio”, especie de colina donde se levanta ahora la capilla de San Antonio de Pencas, cuya imagen compró la familia Calla, la misma que es objeto de veneración de todos los habitantes de la comarca y aun de devotos de lejanos lugares.
La segunda pareja, la familia De Silva, de cuyo tronco proceden los revolucionarios, el abogado Mateo Silva y el comerciante Remigio Silva, precursores de nuestra independencia nacional, se estableció en el sitio denominado “Los Paredones”, que queda en lo que fue casa del señor Leandro Sánchez y en compañía de sus hijos políticos don Juan Sánchez y José de Aliaga, adquirieron la imagen de San Isidro Labrador, imagen que con el tiempo se convirtió por la voluntad del vecindario en patrón del pueblo del Huaco, hoy Sucre.
La tercera familia, la pareja Marín de Manzanares, se estableció en Santa Apolonia. De la Estancia “El Rastrojo”, o sea de Huacapampa y hoy José Gálvez fue heredera la familia Miguel de Manzanares. De allí que la población de Huacapampa sea toda de origen portugués, gente blanca de ojos azules, alta, siendo las huacapampeñas las damas más hermosas de toda la provincia, digna de sus propios merecimientos.
Finalmente de la Estancia de Huashapampa, hoy Jorge Chávez, fue heredera la familia Juan de Manzanares, tierras que fueron fraccionándose, pasando a ser gran parte de ellas de la comunidad de la Virgen de la Natividad, por donación que hizo don Juan Marín Manzanares; pero como había necesidad de atender a las necesidades del pueblo, la municipalidad del lugar que estaba presidida por don José Zavaleta, acordó la venta en lotes de dichas tierras, quedando libres Chaupi-Potrero, el Guayo, Brasil, Choropampa, Atuyunga, Pampa Tunas, Potrero Nuevo y otros de menor importancia; tierras que pertenecían y pertenecen al pueblo de Lucmapampa, hoy Jorge Chávez, como tierras del Común de dicho distrito.
Hasta aquí la historia de Sucre, que como se ve, solo data de los tiempos de la colonia.
[Artículo publicado en la Revista Oígaste N° 007 – Edición Julio 2021]