LA PLAZA DE ARMAS DE CELENDÍN

Según el Dr. Manuel Silva Rabanal en el siglo XVI Celendín era Asiento de Estancias; es decir, un lugar dedicado a la agricultura y ganadería, siendo sus fundadores Juan Mori Alvarado y Juan Rojas Salazar, con la previa autorización del virrey Francisco de Toledo (1569 – 1581). En esa época nuestra plaza era centro de negocio agropecuario, en ferias que se realizaban los domingos.

Años más tarde y por considerarse Celendín como un “Camino Real”, entre Cajamarca y Chachapoyas, las ferias dominicales fueron adquiriendo mayor prestancia, al incrementarse un comercio de productos más activo, fue así como tomaron las arrierías un rol trascendente.

En 1634 aproximadamente el hijo de Juan Mori Alvarado, de nombre Juan Mori Aguilar, se declaró “Señor de las Haciendas del Valle de Celendín”. Fue aquí cuando la plaza surgiría como un centro comercial de productos para toda la población, ya que paulatinamente fueron creciendo los obrajes, en competencia a los traídos de España.

En 1802 Celendín fue reconocida como Villa Amalia de Nuestra Señora del Carmen de Celendín, gracias a la Real Cédula del rey de España Carlos IV, obligando el trazo urbanístico de la futura ciudad. Los pobladores contrataron al geómetra José Comezana para hacerlo y este con gran visión, trazó la ciudad de norte a sur con calles amplias y rectas, dejando al centro una manzana para ubicar la Plaza de Armas, teniendo al este el palacio municipal y al oeste el templo principal. Al principio, la plaza mayor de Celendín lucía desprovista de todo, donde incluso pastaban los animales y solo los domingos se constituía en mercado. Pero poco a poco se fueron levantando los edificios adyacentes y trazando los sectores.

En el siglo XIX se construyó la primera pileta con un vaso receptor de agua (se dice que lo hizo el subprefecto Colina, aunque hay otros datos que señalan que fue durante el gobierno municipal de don Apolinar Pereyra Rodríguez), misma que fue cambiada en 1940 por el alcalde Aureliano Rabanal Pereyra, a base de la maqueta confeccionada por el ingeniero Justiniano Díaz Quevedo al estilo vienés y que fue la admiración de los pobladores. Hoy ha quedado solo la base.

En el gobierno municipal de don Renán Sánchez Izquierdo se renovó nuevamente la pileta con simbolismos alusivos a la paz y el trabajo.

Iniciado el segundo gobierno municipal de don Adolfo Aliaga Apaéstegui (febrero de 1993) se concibió la idea de remodelar totalmente la plaza de armas. La idea inicial estaba dirigida a la fuente, pileta, pisos, jardines, iluminación, movimiento de aguas. Sin embargo, conforme se elaboraba el proyecto se pensó en recibir la ayuda de gente entendida en el tema y nadie más conocedor de nuestra historia y en condición de shilico es que se convocó al artista Miguel Ángel Díaz Dávila. Este sin ningún tipo de mezquindades recomendó el apoyo profesional del arquitecto Jaime Acevedo León, con quien enriqueció el diseño final, por lo que se les contrató para tan ansiada obra y la ejecución de los trabajos artísticos estructurales.

A la par se discutía la idea del material para el piso. Algunos sugirieron que sean losetas; sin embargo, un día de trabajo el alcalde Aliaga visitó las canteras de Santa Rosa y Jelij, en donde se dio con la sorpresa que estas podrían poseer mármol, lo que podría utilizarse en la remodelación de nuestra plaza de armas. Y efectivamente así fue. Un puñado de rocas viajaron a Lima para pasar la prueba de calidad en diferentes marmolerías y tras los resultados hasta se compró maquinaria para iniciar los trabajos de explotación.

Es así como se hizo una nueva reforma de la pileta, gracias a la maqueta presentada por el artista celendino Miguel Ángel Díaz Dávila, con simbolismos celestiales que elevan el ícono identitario del trabajo celendino: el sombrero. Toda la plaza se cubrió de mármol extraído de Santa Rosa.

CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DE LA FUENTE DE LA PLAZA DE ARMAS

La fuente tiene la figura de un ovni, en cuya cima alegóricamente tres niños de bronce, entrelazados, están ascendiendo al cielo, para coger un sombrero celendino.

El abastecimiento de agua de la fuente es mediante una electrobomba y con iluminación polícroma, dando así la grata impresión de estar en medio de un huerto de lilas, de la lejana Persia.

ESTRUCTURA ARQUITECTÓNICA DE LA FUENTE:

La fuente está compuesta de tres círculos superpuestos o fuentes de diferente diámetro. El primer nivel, ubicado a menor altura del piso de la plaza, tiene desnivel cónico y está revestido con mayólica azul. La capacidad de esta primera fuente es de nueve (09) metros cúbicos. Sirve para almacenar agua que es impulsada con electrobomba a ocho molones, desde los cuales es lanzada a presión y en forma de chorros, los mismos que están dirigidos a la cúpula del hongo, en el centro del nivel superior o tercer nivel. Al chocar el agua en el hongo forma un delicado velo que envuelve a la alegoría de bronce.

El segundo nivel es una fuente con ocho jardineras cónico-circulares, que al llenarse vierte el agua al primer nivel. Además, tiene cuatro surtidores que lanzan el agua verticalmente.

El tercer nivel de la fuente es de piedra labrada al estilo chino. Este material fue rescatado de la antigua fuente (construida en 1940) y en la cara visible de una de ellas está la sigla S.O.L. Una vez llena la fuente de agua discurre al intermedio por unas canaletas equidistantes, labradas en las mismas piedras. Todo este aparato lleva mármol blanco enchapado, tipo mosaico. Cuando las fuentes están llenas de agua, esta discurre a través del espejo circular, cayendo en forma de catarata a la fuente del primer nivel, desde donde se inicia el ciclo de agua, antes descrito.

El jugueteo del agua se ve embellecido por las luces de colores de tono azul, verde, amarillo y blanco, con respaldar metálico, que a la vez sirve de protección a los jardines.

Las entradas y el círculo que rodean a la fuente tienen piso de mármol reconstruido que forman tres alfombras, en cuya extensión se distinguen los colores del mármol y para causar efecto agradable al transeúnte, los extremos se pintan de colores gris y guinda. El centro tiene color beige con puntos negros, así como rosado con blanco y amarillo con jaspes negros. El área es de mil seiscientos metros cuadrados.

NUESTRA PLAZA COMO FUENTE DE HISTORIA

Su remodelación hasta el día de hoy tiene un precio invalorable, por ser una gran obra de arte y atractivo principal de Celendín, por lo que vale recordar algunos actos llevados a cabo en nuestra Plaza de Armas, empezando por lo más grato como las manifestaciones artísticas.

En 1923 el alcalde don Santiago Rabanal Velásquez organizó la primera Banda de Músicos con la dirección del Sr. Fernando Sánchez Rodríguez y dispuso que todos los jueves en la plaza de armas se ofrezca una retreta al pueblo, incluso se llegó a instalar un quiosco para los asistentes.

En la plaza de armas también se realizó la primera corrida de toros cerrando las bocacalles y este escenario ha sido testigo presencial de las diferentes manifestaciones políticas, sociales y religiosas que allí ha tenido lugar.

Recordemos -además- que en esta plaza se proclamó la independencia de Celendín, el 6 de enero de 1821, al que se le consideró como el Día de la Dignidad Celendina y cien años después en esta plaza se sembraron dos pinos: uno frente al Templo para encomendar a Dios y a la Virgen del Carmen, la protección de su pueblo; y, otro frente al Municipio, como símbolo de que el gobierno local debe trabajar incansablemente por el desarrollo de esta provincia. Esto ocurrió durante el gobierno municipal de don Santiago H. Rabanal.

LOCAL DE LA MUNICIPALIDAD PROVINCIAL DE CELENDÍN

El local de la Municipalidad Provincial de Celendín fue asignado por la Real Cédula de 1802 y funcionó durante muchas décadas como local municipal y cárcel. Ya durante la República la parte posterior de la municipalidad provincial tuvo doble función: lo que fue la cárcel funcionó como camal y el patio como mercado.

La construcción de este local se hizo en dos partes:

La primera mitad, que mira al norte, fue construida por el alcalde don Manuel Jesús Pereyra Velásquez, al viejo estilo colonial, con arquerías de arco de medio punto.

La segunda mitad, donde está emplazado el reloj público, fue edificada por el alcalde don Santiago H. Rabanal en 1929, con puertas y ventanas de estilo neoclásico.

El presupuesto de la construcción de la segunda parte de la municipalidad se lo obtuvo de una partida por el quinto centenario de la muerte de Atahualpa, que fue una partida de 10 mil soles.

Es necesario aclarar que no toda la manzana delimitada por los jirones José Gálvez, Unión y Pardo fue asignada para el local municipal. No se sabe por qué razón no se le asignó toda la manzana, por eso existen propiedades privadas en el extremo sur de la manzana municipal y en los ángulos de las esquinas del sur y nororiente.

En el gobierno municipal de Juan Tello Villanueva (2007 – 2010) se construyó una maqueta para la remodelación total de esta infraestructura; sin embargo, no se concretó debido a la falta de presupuesto. En ese período se construyó un nuevo pabellón en la parte este del municipio, donde actualmente se encuentra el despacho de alcaldía y funciona en la primera planta el Policlínico Municipal.

Actualmente la parte oeste ha sido declarada inhabitable y de alto riesgo por Defensa Civil, hasta se ha dejado de utilizar espacios como el Salón de Actos y otras oficinas administrativas.

EL RELOJ PÚBLICO

La antigua construcción de la municipalidad tenía un torreón de adobe, precisamente donde está ubicado actualmente el reloj público, mismo que fue construido en el año 1955 por el alcalde provincial don Porfirio Díaz Carranza. Ese reloj alemán fue regalado por un grupo de celendinos que trabajaban en ADUNAS, en Lima. Funcionó mediante un sistema clásico de péndulos (con pesas).

La torre de concreto fue construida por el albañil don Virgilio Velásquez, del barrio El Rosario y considerado como uno de los mejores albañiles de Celendín.

El Concejo Municipal, encabezado por su alcalde don Porfirio Díaz, financió íntegramente la obra y el transporte desde Lima. Fue inaugurado a pocos días de la llegada a Celendín de la misión de El Comercio, allá en el año de 1955.

El tarrajeador de la torre fue el albañil Manuel Rojas, apodado ‘Shucaque’.

La torre del reloj ha sido construida con ventanillas circulares para que se pueda ver desde los cuatro puntos cardinales. Dejó de funcionar en el 2010; por lo que la gestión del alcalde Mauro Siles en el año 2011 inició las gestiones para su reparación, pero lamentablemente no se logró, por funcionar con un sistema antiquísimo, obligando al Concejo Municipal a comprar un nuevo reloj público.

La comisión que se formó, dirigida por el regidor Víctor Araujo Cruz, contrató los servicios del técnico relojero Gerardo Pedro Vásquez López, quien en el mes agosto del año 2012 puso en funcionamiento en nuevo reloj público, valorizado en 35 mil soles.

Este es un reloj moderno que funciona mediante el sistema de cuarzo, es un reloj muy preciso, no necesitando de una persona para que le dé un mantenimiento constante. Es un reloj alemán, que consta de cuatro relojes ubicados en cada cara de la torre; asimismo, estuvo inicialmente diseñado para tocar el himno a Celendín a las siete de la mañana, doce del mediodía y seis de la tarde; sin embargo, por razones que desconocemos no llegó a funcionar con dicha melodía. Al principio cada hora, de acuerdo al tiempo programado, tocaba un número de campanazos hasta las diez de la noche. Actualmente ya no se escucha. Este reloj está conectado al fluido eléctrico para su funcionamiento y se le debe dar mantenimiento cada dos años.

[Artículo publicado en la Revista Oígaste N° 10- Edición Julio 2022]

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